viernes, 31 de agosto de 2012

La Isla de Nam


 ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar "oliendo" un libro mientras lo leéis? ¿O sencillamente de estar flotando? Quizá notéis que os falta el aire al "sentir" alguna frase que se instala tan dentro de nosotros que nos impide incluso respirar. O puede que os parezca navegar dentro de sus páginas. Sensación de vértigo que algunas obras consiguen, al menos en mi caso.

"La Isla de Nam" es para mí todo eso. Porque tras leer "La niña que no quería nacer", no imaginé que el estilo tan personal de Pilar Alberdi  pudiera llegarme tan hondo, tan adentro, por segunda vez. ¿Sorprendida por esta nueva lectura?, ¿cómo no estarlo? Un cuento, un sueño, algodón de azúcar entre mis manos..., casi que podría decir que los ojos acarician cada frase. Frescura en sus líneas, pero contundencia en su narración.

Y el relato continúa, y nos va desvelando poco a poco una historia que está por encima de las épocas y de las personas. Tan impactante y tan delicada a la vez. Dos jóvenes que se prometen amor eterno, pero el destino los separa cruelmente. Él, navegante, tras naufragar va a para a una Isla, donde día a día evocará a su amada cual trovador ante un público totalmente entregado.

―¡Escuchad, escuchad! Gentes de Nam... Ella contaba cuentos y yo era un mercader en Venecia.

Con esta frase tan directa, tan descriptiva, ¿alguien puede quedarse indiferente?, desde luego que yo no. 

Para mí, Pilar, no solo es una gran escritora, es toda una señora, a la que las letras rinden pleitesía. Las frases parecen bailar, cobran vida propia, y no podemos más que entregarnos a su paso.

Este fructífero verano lo leí, tuve la suerte de conseguir un ejemplar en papel, y quizá por eso la sensación de este libro ha sido tan diferente. Lo admito, sigo siendo una enamorada de este formato, ¿qué se le va a hacer? Simplemente tenerlo en las manos, tocarlo y disfrutar esa portada, me predisponía al resto.

Es una obra exquisita, de lectura serena y placentera. Se lee en una tarde, puesto que es un relato corto, pero hay tanto detrás de cada frase, que invita a analizar constantemente. 

No puedo por más que recomendar su lectura, para a todo aquel soñador, que quiere trasladarse a lugares exóticos, escuchar una preciosa historia y descubrir su sorprendente final.

martes, 28 de agosto de 2012

Maldita



Lo primero que me sale al hablar de Maldita es "Pedazo de novela". Había leído grandes reseñas por todos los lados, pero la historia en sí me parecía tremendamente dura, con lo que me sentía incapaz de enfrentarme a ella.

Durante estos días de verano, en los que hemos disfrutado de la visita de mi hermana en casa, el ánimo estaba más preparado para leer "cualquier" género, así que me lancé a ello. ¿Sorpresa puede ser la palabra?, quizá se quede corta. Me vi envuelta en un drama familiar que, a priori, se presenta como desgarrador, y sin embargo encierra tal dulzura en cada página que me hizo disfrutar sobremanera.

Mercedes Pinto, su autora, ha sido capaz de emocionarme como nadie. De hacer que disfrute con el relato de la vida de Lucía, una niña que se queda huérfana de madre al nacer. Su padre, que la rechaza desde que supo que su mujer estaba embarazada, permite que sobreviva en una pequeña habitación donde tiene de todo, con la condición de no verla jamás. Sus tres primeros años de vida los pasa junto a su abuela materna, que la imprime todo el amor necesario para seguir adelante,  aunque también un gran temor hacia el dueño del caserío, su padre.

Pero nada es eterno y su abuela también fallece. Lucía se queda entonces sola en su mundo, sin las personas que la querían y protegían. Su padre permite que siga viviendo donde está, mientras no tenga que verla, y entre los hijos de los vecinos, un amigo de su padre y la señora que limpia en la casona, irá creciendo y aprendiendo a vivir, a su manera, feliz. Pero todo esto es mucho más profundo de lo que el resumen presenta. Es una alegoría a la vida, a disfrutar de las pequeñas cosas y a sonreír por el mero hecho de sentirse plena. Cada nuevo reto, cada nuevo logro, se convierte para Lucía en su mejor arma.

Acompañarla en su crecimiento, desde su nacimiento a su adolescencia, te hace adicto a su historia. Y aunque sus tintes dramáticos están presentes en cada capítulo, en ningún momento me sentí presa de la congoja, ni el no poder avanzar una página más porque la situación me desbordaba. Al contrario, la fuerza de Lucía, su determinación y entereza ante cada nuevo desafío de la vida, hace que la admires y seas incapaz de parar de leer.

La guinda de esta maravillosa obra la ponen los demás personajes, que también tienen una historia digna de ser relatada. Vidas que están más unidas de lo que se piensan. Y pese a todo, el rencor, el orgullo desmedido y los secretos flotan en el aire. Porque Maldita es todo eso, nos relata unos sucesos que bien podrían ser reales, en una España de los años cincuenta, donde pesaba más el "qué dirán" que las propias necesidades.

No puedo ahondar más en las características de cada uno, de sus vivencias y de todo lo que eso les ha influido en su carácter, puesto que sería desgranar demasiado la obra y quitarle parte de su encanto. Pero es algo digno de analizar, puesto que todos los personajes tienen un pasado, y eso les condiciona en su futuro.

Por todo ello me declaro otra enamorada de este título. Porque me ha hecho sentir a Lucía como parte de mí, disfrutar de sus logros, acompañarla en sus momentos más duros, y no querer abandonarla acabadas sus páginas. Creo que podría decirse que he tenido un antes y un después tras terminarla. Y volveré a leerla, de eso estoy segura, porque esos ojos violetas no podrán acallarse jamás.



sábado, 25 de agosto de 2012

De vuelta a la normalidad

Tras este paréntesis estival no queda de otra que volver a la rutina. Debo admitir que me está siendo más complicado de lo que pensaba enfrentarme otra vez a la página en blanco. Quizá la resaca del verano me está durando más que de costumbre, o quizá los cambios que estoy realizando en casa van pesando en el ánimo. 

Pero como todo en esta vida es cuestión de dar el primer paso, luego va saliendo solo. Tengo trabajo atrasado, puesto que las lecturas durante estas semanas han sido variadas, así que tengo que preparar reseñas de todo tipo, pero poco a poco, no creo que nadie se moleste por ello. 

Por lo pronto, quito el imaginario cartel de "Cerrado por vacaciones",  e intentaré regresar a mi rutina diaria. Nos vemos por aquí.