¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar "oliendo" un libro mientras lo leéis? ¿O sencillamente de estar flotando? Quizá notéis que os falta el aire al "sentir" alguna frase que se instala tan dentro de nosotros que nos impide incluso respirar. O puede que os parezca navegar dentro de sus páginas. Sensación de vértigo que algunas obras consiguen, al menos en mi caso.
"La Isla de Nam" es para mí todo eso. Porque tras leer "La niña que no quería nacer", no imaginé que el estilo tan personal de Pilar Alberdi pudiera llegarme tan hondo, tan adentro, por segunda vez. ¿Sorprendida por esta nueva lectura?, ¿cómo no estarlo? Un cuento, un sueño, algodón de azúcar entre mis manos..., casi que podría decir que los ojos acarician cada frase. Frescura en sus líneas, pero contundencia en su narración.
Y el relato continúa, y nos va desvelando poco a poco una historia que está por encima de las épocas y de las personas. Tan impactante y tan delicada a la vez. Dos jóvenes que se prometen amor eterno, pero el destino los separa cruelmente. Él, navegante, tras naufragar va a para a una Isla, donde día a día evocará a su amada cual trovador ante un público totalmente entregado.
―¡Escuchad, escuchad! Gentes de Nam... Ella contaba cuentos y yo era un mercader en Venecia.
Con esta frase tan directa, tan descriptiva, ¿alguien puede quedarse indiferente?, desde luego que yo no.
Con esta frase tan directa, tan descriptiva, ¿alguien puede quedarse indiferente?, desde luego que yo no.
Para mí, Pilar, no solo es una gran escritora, es toda una señora, a la que las letras rinden pleitesía. Las frases parecen bailar, cobran vida propia, y no podemos más que entregarnos a su paso.
Este fructífero verano lo leí, tuve la suerte de conseguir un ejemplar en papel, y quizá por eso la sensación de este libro ha sido tan diferente. Lo admito, sigo siendo una enamorada de este formato, ¿qué se le va a hacer? Simplemente tenerlo en las manos, tocarlo y disfrutar esa portada, me predisponía al resto.
Es una obra exquisita, de lectura serena y placentera. Se lee en una tarde, puesto que es un relato corto, pero hay tanto detrás de cada frase, que invita a analizar constantemente.
No puedo por más que recomendar su lectura, para a todo aquel soñador, que quiere trasladarse a lugares exóticos, escuchar una preciosa historia y descubrir su sorprendente final.
Este fructífero verano lo leí, tuve la suerte de conseguir un ejemplar en papel, y quizá por eso la sensación de este libro ha sido tan diferente. Lo admito, sigo siendo una enamorada de este formato, ¿qué se le va a hacer? Simplemente tenerlo en las manos, tocarlo y disfrutar esa portada, me predisponía al resto.
Es una obra exquisita, de lectura serena y placentera. Se lee en una tarde, puesto que es un relato corto, pero hay tanto detrás de cada frase, que invita a analizar constantemente.
No puedo por más que recomendar su lectura, para a todo aquel soñador, que quiere trasladarse a lugares exóticos, escuchar una preciosa historia y descubrir su sorprendente final.